LA SANIDAD COMO EXCUSA

Recuerdo perfectamente las conversaciones sobre cine cuando llegaba el momento en el que alguien me preguntaba: “¿Qué tipo de películas te gustan?”. Yo siempre decía: “Las que hablan de personas”. La respuesta era un tanto ambigua y bastante amplia, pero a mí me gustaba ver películas donde las personas fueran las protagonistas, y no un meteorito gigante que se acercaba a la tierra con intenciones apocalípticas. Reconozco que estas preferencias han cambiado un poco, ahora ya no me importa, e incluso me divierte, ver en 3D a un grupo de enanos buscando aventuras.

Quizás este cambio en mis gustos cinematográficos fue fruto de trasladar ese interés al ámbito del arte. Imaginaros lo que fue para mí descubrir a Bourriaud y su Estética Relacional donde habla de un arte basado en las interacciones humanas y en su contexto social. Tomemos como ejemplo de este tipo de propuesta artísticas el proyecto Ressonància Manresa, desarrollado por el colectivo Sinapsis dentro de Idensitat07. En este trabajo los artistas quieren plasmar la realidad social de Manresa a través del hilo conductor del sistema sanitario y la salud, y para ello construyen el proyecto a partir de las personas que habitan, trabajan y se relacionan en la ciudad.

Cristian Añó y Lidia Dalmau, miembros de Sinapsis, no sólo pretenden mostrar en un producto final las relaciones humanas en un entorno determinado, sino que ponen en marcha una metodología de trabajo centrada en la comunicación con el contexto desarrollando un proceso relacional. Personalmente, me fascinan estos procesos colaborativos, que se convierten en espacios de convivencia y de intercambio. En este caso, primero se lleva a cabo un trabajo de investigación para conocer las peculiaridades del entorno de Manresa vinculadas a temas sobre la salud a través del contacto directo con las personas que conforman el contexto. La primera fase determina la estructura del objeto final, una audioguía con diferentes recorridos por la ciudad, en la cual intervienen las personas que pertenecen a la realidad de Manresa prestando su voz, sus ideas, sus percepciones y sus experiencias.

La audioguía, como los propios artistas la definen, es una mezcla entre una guía turística y un documental. Acompañada de un mapa, está formada por 9 itinerarios que nos hacen recorrer la ciudad de Manresa y nos convierten en un flâneur. La ciudad pasa a ser un espacio practicado a partir del paseo, como ya hicieron los dadaístas en 1921 con su ruta alternativa por París, y que se ha convertido en una constante dentro del arte más actual, cuestión que revisaremos más adelante.

Pero retomando el tema de la ciudad, me interesa mucho el concepto de ciudad sobre el que trabajan. La ciudad se convierte en un espacio donde conviven estructuras o elementos visibles con otros invisibles que se van superponiendo, con puntos en común con la idea de place de Jeff Kelley, quien identifica este concepto con la multitud de circunstancias que se encuentran en lugar: históricas, culturales, económicas, políticas, psicológicas… La audioguía nos sitúa entre el pasado de Manresa y el presente, realizando viajes en el tiempo mientras vamos escuchando los diferentes testimonios y a su vez vamos reconstruyendo las diferentes particularidades del contexto y la , dejando ver la identidad de un lugar. Los itinerarios crean una cartografía no sólo geográfica de la ciudad de Manresa , si no también social, siendo esta última la que adquiere el protagonismo, combinando datos objetivos como pueden ser los arquitectónicos o históricos, con testimonios personales sobre el pasado y el presente.

Este trabajo nos aporta una idea ampliada del sistema sanitario, debido a que se han visibilizado los diferentes agentes que intervienen en la sanidad de un lugar determinado. Ressonància Manresa nos ayuda a conocer la realidad de la estructura sanitaria y su alcance, poniendo sobre la mesa aspectos que pueden pasar desapercibidos, como pueden ser las políticas sobre salud desde el gobierno local que responden a una necesidades locales determinadas. Pero haciendo también visibles otros elementos considerados en nuestra cultura un tabú, como son las enfermedades mentales, o incluso la enfermedad en sí a través de los testimonios de las asociaciones de enfermos.

A pesar de ser la sanidad un tema no muy atractivo para mí, quizás sea debido a mi hipocondría, es un proyecto agradable que humaniza el sistema sanitario gracias a los testimonios de las personas vinculadas a ella y a su integración en un entorno, algo que facilita la inclusión de una banda sonora compuesta por los sonidos de la ciudad y de los diferentes espacios que articulan los recorridos, como son los pájaros, los coches o los ruidos de fondo en un centro de salud. Pero a su vez muestra la estructura sanitaria como una red en la que intervienen las relaciones de poder, algo que inevitablemente me recuerda a las ideas de Foucault sobre el sistema sanitario como un elemento de control de la sociedad y del individuo. Todo esto me hace pensar en los actuales procesos de privatización de la sanidad: ¿quién hace ahora la función de control? ¿O ya estamos domesticados?